(Leo González Manso 1926 - 2011)
Cuanta
más corta vida, larga esperanza.
Cuanta más
larga muerte, menos pujanza
el momento
sublime,
nada te
ciega.
Cuando ríes
sentencias todos los males.
Saliendo de
tu vientre, llorando a mares.
Quería sentirte
en tanto me
cortaban.
¡Tú me pariste!
Qué te
llevo conmigo no es un secreto.
Qué tu
ausencia sea leve, es todo un reto.
¡Aún
sigues viva!
Te
aferraste al recuerdo.
¡Presa y
cautiva!
Fuiste tú
madre
harina,
sal, aceite,
horno y
hojaldre.
Agua y
dulzura,
alimentadas con besos,
canto y
ternura.
Cuando
marchaste,
el collar familiar
perdió otro engaste.
Ahora
el silencio,
forma parte
del grito
cuando hay
recencio.
Nuestra alegría,
es que
sigues viviendo
día tras día.
T.S.G. (Aes sin hache).
12.11.2013.

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