El Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos, exige a España la puesta en libertad de Inés del Río, una
etarra con VEINTICUATRO asesinatos en su
haber, y que ve recompensada la proeza con su puesta en libertad en el plazo
más breve posible, según sentencia de dicho tribunal. Amén del varapalo que
supone, esta sentencia lleva acumulable las costas a cargo del estado y una
indemnización de 30.000 € por daños morales.
Esta es la respuesta de Europa en materia jurídica a la “doctrina
Parot”.
Después de escuchar esta sentencia, me
atrevo a pensar que se considera un delito menor el asesinato. Ésta asesina,
fue detenida en Zaragoza en el mes de julio de 1987, lo que quiere decir que: Por
sus veinticuatro crímenes estará en prisión una media, aproximada, de UN AÑO y
DIECINUEVE DÍAS por asesinato; lo dicho, se pasa menos tiempo en prisión un
asesino por un crimen, que un ladrón por un robo.
Que no me venga nunca más la justicia con
que se atiene a derecho ciertas sentencias, pero… ¿a derecho de qué? El susodicho
tribunal, comunica al estado español, que por unanimidad han acordado que
España vulneró el artículo 5.1, y me leo el artículo 5.1 y trata de “los
derechos a la libertad y a la seguridad. ¿Derechos de quién? ¿Defiende la
libertad y la seguridad de quién mata, o defiende la libertad y la seguridad de
quién fue muerto? No se puede culpar a una persona por la decisión de
dieciséis (José
Luís López Guerra). No desvariemos, la injusticia forma parte intrínseca de la
justicia. En contra de la decisión, que como español me indigna, comprendo que
no tenía ésta más fundamento que el deseo de que pagase con la falta de
libertad sus cruentos asesinatos, se aprende del error, y se acata la decisión,
con desgana y con el dolor del equívoco. El artículo 7 dice que no puede
existir castigo/pena sin ley, y al que se acogieron las autoridades en su
momento para ampliar las penas de los terroristas y grandes asesinos, fue a la
"doctrina Parot", no a la "ley Parot", porque esta, más que
nos pese, no existe.
Ahora, como antes, sigue habiendo muertos de tercera, de primera, de segunda, y de cuarta y de quinta. ¡GRITEMOS LOAS A LA INJUSTICIA DE LALEY!
Ahora, como antes, sigue habiendo muertos de tercera, de primera, de segunda, y de cuarta y de quinta. ¡GRITEMOS LOAS A LA INJUSTICIA DE LALEY!
Según el Tribunal de Estrasburgo de Derechos
Humanos, los derechos son de los que cometen los delitos; se atienen a derecho
humanos aquellos que acaban con un ser humano, y se les premia con una justicia
hecha, se supone que por justos, a vivir en libertad por matar a quién era
libre.
Que el tribunal se denomine de “Derechos
Humanos” causa hilaridad, una risa fría y sangrienta, pues yo no veo en este
tribunal, ni justicia, ni humanidad.
Que nunca jamás vuelva a pedir un fiscal 3800
años por asesinatos, ni siquiera cien, basta con que pida cadena perpetua, sin
condonaciones de ningún tipo, y que muera en prisión. Tiene derecho el
condenado a disfrutar de asistencia médica, a su higiene personal, a una alimentación
acorde a su estancia, a unas horas de patio, y a morir en prisión.
La justicia no siempre es justa porque
está escrita por hombres que se creyeron lo que no eran, justos.
T.S.G. (Aes sin hache)
21.10.2013.
Buen articulo! Ah, y me gusta mucho más esta letra;)
ResponderEliminar¡Gracias!
ResponderEliminar