Mi nombre es Tomás: Yo soy la mascota de esta casa ¡Ah, no! ¡Que yo
trabajo! Aporto un salario para el sustento. Quiero a los que me rodean. Les
hago felices. No como gratis ni distinto a la familia. No ladro por las noches
ni a ninguna otra hora, no molesto a quienes me rodean. No mancho el sofá ni lo
lleno todo de pelos y babas. No esparzo mis deposiciones por los suelo, ni
tengo un dueño guarro e incívico que me indica que deposite mis excrementos en la
calle allá donde otro pueda pisarlo.
Contribuyo al bien de mi país aportando (lo estipulado
por la ley), con lo que me corresponde a la seguridad social; abono los impuestos
que me atañen, y cumplo y asumo los deberes que mi vida me impone y que son más
que suficientes. ¿Y saben qué? no muerdo a las personas, ni ladro a los niños,
ni los mato, como los treinta sucedidos en los últimos años en España por que
sus dueños tienen a gala dejarlos sueltos, los llevan sin bozal, y tienen la
desfachatez de molestarse y enfrentarse con quién se lo recrimine; su frase
preferida suele ser aquella que esculpa a su perro de todos los acontecimientos,
que como animal es lógico que origine, "mi perro es muy bueno, no hace mal
a nadie, y quiere mucho a los niños".
Un perro que ayuda a la
sociedad en que vivimos es digno de elogio, son una minoría, son aquellos que
aportan sus dones a la vida diaria de un invidente o presta un servicio social;
son perros que trabajan para las fuerzas armadas, investigación en casos de
sucesos, y son colaboradores altamente estimados en los servicios públicos a la
ciudadanía; estos tienen todo mi beneplácito y adhesión a la causa.
Los animales deben de vivir en su habita natural, en el campo, y no en
las casas, y menos en los pisos. Ya sé que esto me acarreará muchas afrentas,
porque la verdad, mi verdad, tiene un camino, y la razón obtusa otro. MENOS
PERROS Y MÁS PAN AL QUE PASA HAMBRE...EN ESPAÑA, QUE SEGURAMENTE ES ALGUIEN
CERCANO A TI.
T.S.G. (Aes sin hache)
2.10.2013.
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