lunes, 31 de diciembre de 2012

Despedida de un año cualquiera.


     A mí familia y a mi otra familia (mis amigos):
     Con los deseos con que nos obsequian nuestros allegados no salimos nunca de la rutina, cuando con un sentido hasta mañana sería más que suficiente. ¿Qué es más importante que sentirte mañana rodeado de aquellos a los que quieres?
     A todos aquellos que se alegran de las desdichas ajenas aunque lo callen:
     No guardéis silencios que acaban por mataros la alegría, expresarlos con la misma valentía con que mal los pensáis, no alcanzareis el perdón de aquellos que herís, pero al menos lograreis que respeten vuestra franqueza.
     A los que me creen su enemigo y en ocasiones aciertan:
     Mal enemigo elegís si me tenéis como tal, no soy rencoroso, no os guardaré las villanías, no os las devolveré más que os pese, y esa será mi venganza, pues si en caliente cayo, en frío olvido. Os dejaré sin razones por birlaros la ocasión.
     A quienes me leéis, escucháis, y me aguantáis:
     Paciencia, no hay mal que cien años dure, y mañana pronto será ayer y volverá a ser mañana.

T.S.G. (aes sin hache)


31.12.2012.

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