jueves, 13 de diciembre de 2012

Alberto Ruíz-Gallardón y su ego.



     Disculpas pido, al inicio de este artículo, si de manera consciente, o no, reflejara en él algún término escatológico, más no deja de ser una autentica cagada la ley que el aludido pretende poner en práctica con el único apoyo de su partido, un partido derechista y retrogrado.

     Un hombre que padece la enfermedad del faraonismo, con un ego que le llevó a las grandiosas obras públicas durante su mediocre paso por la alcaldía de la Villa y Corte, donde dejó una deuda que con suerte se extinguirá en los albores del 2030. Como presidente de la Comunidad de Madrid fue un soplo de aire fresco por su juventud y sus ganas de bien hacer, que por desgracia de sus “dones” duraron apenas cuarenta días, el mismo tiempo que vagó el hipotético Moisés por el monte Sinaí hasta que dios le entregara las tablas de la ley (según la fabula que cuenta la historia de la religión cristiana). Como Gallardón estudió derecho, sus mandamientos se los llevó con él cuando le nombraron Ministro de Justicia, y la cagó…de nuevo.

     Sus palabras, aquellas que dijo para todos los que le quisieran oír, y adular, valorando la reforma de la justicia al nivel de los hechos más relevantes de este país, e incluso por encima de estos, deja al descubierto su prepotencia, su mucho ego, su creencia de que es el mejor allí donde se ponga, y la realidad, que le valora muy por debajo a los ojos y entendimiento de la sabiduría popular, y más por debajo como ser.

     Su aspiración era llegar a la presidencia del gobierno, hoy, a salir con suficiente solvencia de los charcos que le proporcionan las tormentas políticas que el mismo genera y aviva.

T.S.G. (aes sin hache)


13.12.2012.

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