Disculpas pido, al
inicio de este artículo, si de manera consciente, o no, reflejara en él algún término escatológico, más no deja de ser una autentica cagada la ley que el aludido pretende
poner en práctica con el único apoyo de su partido, un partido derechista y retrogrado.
Un hombre que
padece la enfermedad del faraonismo, con un ego que le llevó a las grandiosas
obras públicas durante su mediocre paso por la alcaldía de la Villa y Corte,
donde dejó una deuda que con suerte se extinguirá en los albores del 2030. Como
presidente de la Comunidad de Madrid fue un soplo de aire fresco por su
juventud y sus ganas de bien hacer, que por desgracia de sus “dones” duraron
apenas cuarenta días, el mismo tiempo que vagó el hipotético Moisés por el
monte Sinaí hasta que dios le entregara las tablas de la ley (según la fabula
que cuenta la historia de la religión cristiana). Como Gallardón estudió
derecho, sus mandamientos se los llevó con él cuando le nombraron Ministro de
Justicia, y la cagó…de nuevo.
Sus palabras,
aquellas que dijo para todos los que le quisieran oír, y adular, valorando la
reforma de la justicia al nivel de los hechos más relevantes de este país, e
incluso por encima de estos, deja al descubierto su prepotencia, su mucho ego,
su creencia de que es el mejor allí donde se ponga, y la realidad, que le valora
muy por debajo a los ojos y entendimiento de la sabiduría popular, y más por
debajo como ser.
Su aspiración era
llegar a la presidencia del gobierno, hoy, a salir con suficiente solvencia de los
charcos que le proporcionan las tormentas políticas que el mismo genera y
aviva.
T.S.G. (aes sin hache)
13.12.2012.
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