Mis recuerdos
sobre el asesinato de JFK son de un niño de diez años jugando en el suelo de
casa con los indios y vaqueros de plástico duro (hoy reliquias para
coleccionistas), sentado a los pies de mi madre, ella acomodada en una silla, delante de la mesa camilla, zurcía unos calcetines en tanto escuchaba la radio con atención. Era un día de otoño habitual, esos días en que en las emisoras de radio sonaba música dedicada, algún concurso ligero, y radionovelas; abrigados más que de costumbre, a la espera de que llegara la fecha señalada, por el estado, para la encendida de las calefacciones. Estas solían ser centrales y de carbón.
Hacía poco más de
tres meses que había fallecido el Papa Juan XXIII, esta noticia, convulsionó a
una España mayoritariamente católica, por costumbre y decreto. Sonaban aún los
ecos de la desaparición del llamado Papa Santo, cuando nos llegó el magnicidio
en Dallas (Texas) del presidente de los Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy.
Este suceso, aunque nos pareciera un tanto lejano, dejó un poso de amargura y
tristeza, a los pocos “españolitos de a pie”, que no desconocían la figura del que
quiso ser el primer presidente del mundo libre.
El asesinato de JFK
es, aún, un misterio por desvelar. Un misterio que quizá nos deje ver quiénes y
por qué se llevo a cabo cuando se desclasifiquen los archivos. Detrás del
misterio se encuentra la clave de muchos de los sucesos acaecidos en el mundo
desde ese día. ¿Quiénes eran los enemigos de JFK? Múltiples y variopintos, y todos
ellos con intereses poco lícitos: La mafia se la tenía jurada, las compañías petrolíferas,
los judíos, los cubanos, los rusos, grupos hostiles a la política liberal del
presidente, los sureños, por la integración, cada día más apoyada por la Casa
Blanca, de los negros (afroamericanos) a las escuelas y derechos públicos en
igualdad de condiciones a la raza blanca (caucásica), pero por encima de toda
esta plaga se encuentra la CIA y el FBI (cuyo amo y señor seguía siendo John
Edgar Hoover ,director desde su creación en 1924 hasta su muerte en 1972), y la
sospecha más razonable de todas es la que señala a los propietarios de las
grandes fortunas que se veían cada vez más presionados por la política anti monopolio
llevada a cabo por John y su hermano Robert igualmente asesinado en Los Ángeles
el 6 de junio de 1968. Haciendo un inciso, el 1968 fue otro año aciago en las
libertades estadounidenses, pues el 4 de abril mataban a Martin Luther King.
(Ambos luchaban por la integración y el fin de la guerra de Vietnam), que
formaba parte del gobierno de JFK en el cargo de Fiscal General. A raíz del
magnicidio y el posterior asesinato de Robert, el clan Kennedy se desmoronaba
por momentos, ya solo se sostenía en Edward; La familia de origen irlandés y católica,
comenzó a vivir su cuenta atrás.
Hoy me hallo en el mismo cuarto de estar que
aquél día, ya nada es igual, pero nada es distinto. Hoy me entrego, cincuenta
años después, a escribir sobre las preguntas que realicé a mi madre aquél día. Mamá
¿Quién es Kennedy? ¿Quién le ha matado? ¿Por qué? Aún sigo esperando respuestas
a las dos últimas.
T.S.G. (Aes sin hache).







