miércoles, 7 de noviembre de 2012

Entre todos las mataron y ellas solas se murieron.




     Esta frase que corre de boca oído desde decenios, se hace realidad con demasiada frecuencia.

     El caso Madrid Arena: Según nuestra “idolatrada” alcaldesa, no hay caso, el ayuntamiento cumplió con todas las normas de manera inmaculada, y de paso dejó plasmada la elocuente frase “se vendieron 7.000 entradas para el trágico suceso”.

     De boca de los organizadores, mediante un comunicado, notificaron que cumplieron las normativas de seguridad, asistencia de público, y que la venta de entradas ascendió a 9.600.

     Así mismo la policía da su versión, y comunica que los asistentes al evento doblaban la capacidad del recinto, 20.000 personas, añado yo, más unos “graciosos con bengalas”, inconscientes, imbéciles de nacimiento, gamberros de alcohol y drogas, y carne de presidio.

     ¿Quién miente en las cifras? ¿Por qué se echan la “mierda” unos a otros? ¿Y dónde estaba la seguridad? Pude comprobar por mí mismo, que en la última manifestación en la Plaza de Neptuno de Madrid, con motivo de “rodear” el Congreso de los Diputados, hubo alrededor de 3.000 manifestantes y unas fuerzas del orden que superaban los 1.500 agentes, uno por cada dos pacíficos ciudadanos, y en el Madrid Arena, cuentan los asistentes y fuentes bien informadas, eso dice los distintos periódicos consultados, un agente cada quinientos ¿O quizá cada mil?

     Sea como fuere, murieron. Por avalancha incontrolada, por la avaricia de unos empresarios, por quienes hicieron la vista gorda y dejaron colarse a quien sabe cuántos, porque entre todos las mataron, y ellas solas murieron, es licito que se haga justicia.

T.S.G. (aes sin hache)


7.11.2012.

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