Esta frase que
corre de boca oído desde decenios, se hace realidad con demasiada frecuencia.
El caso Madrid
Arena: Según nuestra “idolatrada” alcaldesa, no hay caso, el ayuntamiento
cumplió con todas las normas de manera inmaculada, y de paso dejó plasmada la
elocuente frase “se vendieron 7.000 entradas para el trágico suceso”.
De boca de los
organizadores, mediante un comunicado, notificaron que cumplieron las normativas
de seguridad, asistencia de público, y que la venta de entradas ascendió a
9.600.
Así mismo la policía
da su versión, y comunica que los asistentes al evento doblaban la capacidad
del recinto, 20.000 personas, añado yo, más unos “graciosos con bengalas”, inconscientes, imbéciles
de nacimiento, gamberros de alcohol y drogas, y carne de presidio.
¿Quién miente en
las cifras? ¿Por qué se echan la “mierda” unos a otros? ¿Y dónde estaba la
seguridad? Pude comprobar por mí mismo, que en la última manifestación en la
Plaza de Neptuno de Madrid, con motivo de “rodear” el Congreso de los Diputados,
hubo alrededor de 3.000 manifestantes y unas fuerzas del orden que superaban
los 1.500 agentes, uno por cada dos pacíficos ciudadanos, y en el Madrid Arena,
cuentan los asistentes y fuentes bien informadas, eso dice los distintos periódicos
consultados, un agente cada quinientos ¿O quizá cada mil?
Sea como fuere,
murieron. Por avalancha incontrolada, por la avaricia de unos empresarios, por
quienes hicieron la vista gorda y dejaron colarse a quien sabe cuántos, porque
entre todos las mataron, y ellas solas murieron, es licito que se haga justicia.
T.S.G. (aes sin hache)
7.11.2012.
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