martes, 27 de noviembre de 2012

Cine, críticos y obras maestras.



     El cine siempre ha estado rodeado de críticos que hicieron arte del séptimo arte, y con este, el medio por el que vivir sin dar un palo al agua, mejor aún, dieron un palo al agua y encontraron el tesoro de Moctezuma.
     No deseo con esto menospreciar la labor que algunos cinéfilos, amantes realmente del celuloide, realizan, si no de esos que tras visionar por primera vez una película la tachan de obra maestra.
     Por estos días una obra maestra sin discusión, me refiero a Casablanca, cumple setenta años de su creación, setenta años en los que se ha ganado la valoración de obra maestra a base de ser una película fresca, actual, con una gran dirección (Michael Curtiz), una interpretación genial de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, unos actores secundarios de lujo, una música que traspasa las décadas como un velo de tul que permite atravesar por él la eterna luz (Max Steiner); J.J. Epstein,  P.G. Epstein, H. Koch, C. Robinson, realizaron una labor envidiable en la adaptación de la obra de teatro “Everybody comes to Rick´s”, un excelente guión, hoy vivo, y quién sabe si eterno.
     El dilema de elegir entre el camino “correcto” y sus intereses, le lleva al protagonista a pactar ahora con unos y mañana con otros, con el diablo si hiciere falta, si fuera preciso. Debatirse entre amigos-enemigos, entre el amor y el deber, entre el ayer y el hoy, en cualquier tiempo siempre resulta difícil, y además las imprevistas circunstancias.
     Vuelvo a los críticos: ¿Cómo pueden? ¿Con qué criterio otorgan la valoración de obra maestra? ¿Se venden a las compañías distribuidoras, a los intereses crematísticos con tanta facilidad como parece? ¿O piensan que la obra maestra debe de durar únicamente hasta la siguiente película?
    ¡Por cierto! ¿Cuántos de ustedes-vosotros han apreciado el montaje, los efectos, y los trucos de filmación, y la maravilla de ese blanco y negro?

T.S.G. (aes sin hache)
27.11.2012.

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