Pasaron los buenos tiempos, los inicios son parte de la historia (siglo XIX), y de los últimos treinta años no queda ni la nostalgia. En los años ochenta y noventa, los patriarcas socialistas (González, Guerra, Ibarra, Peces Barba, Rojas Marcos, Chávez, Bono, etc.), gobernaron el país repartiendo aciertos y errores, dejando tras de sí una España en Europa, con la entrada del euro en puertas, una reconversión industrial sin parangón, una minería de carbón prácticamente nula, que intentaron, sin conseguirlo, adecuarla a los tiempos que corrían, y desde donde las energías limpias se imponían por los beneficios medio ambientales; una agricultura moderna, pero con visibles retrocesos en calidad, y con un más que preocupante abandono de producción impuesto por la Comunidad Económica Europea, y por la emigración de la juventud hacia las ciudades en busca de un futuro con un previsible mejor augurio. La pesca se resintió por el abuso constante de los caladeros más próximos a las costas, etc.. Podría extenderme en estos apartados tanto como dieron de si los hechos, pero no es el caso.
La corrupción en altos cargos, los allegados y familiares a estos y otros, y el deterioro que todas estas situaciones produjo en el gobierno, llevaron al partido socialista a perder las elecciones de 1996 y 2000.
En el 2004 la igualdad se decantó de parte socialista debido a la pésima gestión que realizó el Partido Popular tras los atentados de Madrid. Sus pretensiones de cargar con el mochuelo a ETA sí o sí, les valió la desaprobación de los indecisos, que al postre les costó las elecciones. Un grave error de prepotencia, no exento de quienes se creen en poder de repartir el bien y el mal a conveniencia.
Tras las elecciones del pasado 20 de noviembre y el debacle socialista, de cuya medicina ya recibió una sobredosis en las municipales y autonómicas de mayo, no encuentran su sitio; no lo encuentran porque carecen de un líder solido, de un ser con el carisma suficiente para guiar los nuevos pasos, en principio por caminos viejos, pero con vista a pasear y circular por nuevos senderos y vías rápidas y seguras.
En el congreso del próximo mes no se prevé aire fresco, ni siquiera una ligera brisa, predominaran los panfletos programados por los clanes familiares, los reproches soterrados, y dos versiones, una, de puertas hacia dentro, de tensiones y desavenencias, y otra, cara al exterior, con sonrisas y abrazos de políticos de medio pelo, porque de político con mayúsculas y con intención de preocuparse y trabajar por el pueblo no existe, y no se le ve en el horizonte. Los dirigentes populares pueden dormir tranquilos más de una legislatura.
3.1.2012.