martes, 29 de julio de 2014

D. ALFREDO DI STEFANO. (Hablemos de fútbol con mayúsculas).


     D. Alfredo llegó cuando nací.
     Treinta y cinco días después de ver la luz, 23 de septiembre, debutó con la camiseta merengue el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos. Nos dice la historia que fue el precursor del fútbol total, que aquellos que gozaron con, y de su arte, mayormente en España, vivieron ayer, sesenta y un años atrás, el bolompié de hoy.
     Fue un año 1953 colmado de avances tecnológicos y trascendental en la historia política universal (llegada al trono de Isabel II, la fingida paz del paralelo 38, ADN, etc.), y después de la aventura, el despegue definitivo, del que sería, y es, el mejor club futbolístico del siglo XX e inicios del XXI.
     Un hombre fue Di Stefano, D. Alfredo, capaz de aglutinar a su alrededor todas las clases sociales amantes del deporte o no, porque por entonces, aunque parezca mentira, todavía era deporte. Lejos de los cauces hasta entonces conocidos del estrellato, si fue un referente de masas, y por si solo, de reunir a cientos de miles de seres en estadios, que se quedaban pequeños de un día para otro, con el fin de vitorear a un genio que del balompié creaba arte.
       Hace unos días, durante el mundial de fútbol que se llevó a cabo en Brasil, me dispuse una tarde a ver un buen partido de fútbol, y a fe cierta que lo fue. Una pantalla de televisión, un daiquiri en su punto de gusto y frescor y un resultado “sorprendente”: Final de la V Copa de Europa, año 1960, Real Madrid 7 Eintracht de Frankfurt 3 (cuatro goles de Puskas y tres de Di Stefano).
     El mejor partido que vi durante el pasado mundial.
T.S.G.
tmsg1953@gmail.com

29.7.2014.             

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