martes, 15 de julio de 2014

Hablemos “poco” de fútbol.


     Finalizó un mundial que dejó un campeón merecido, que se quedó huérfano de un equipo para recordar, y del que se habló más que se jugó, pues el fútbol se abstuvo de participar del evento más de lo requerido y deseado. Hubo momentos en el que parecía asomarse a los estadios, pero fueron tan fugaces sus presencias, que resultó en muchos momentos anodino.
     Fue un mundial extraño. Se denomina mejor jugador del campeonato a Messi, y la pregunta que me sigo haciendo es ¿por qué, y cuales fueron los méritos?
     Saltar al terreno de juego saltó ¿pero jugar? ¿Alguien le vio jugar? Yo solo vi un hombre con pantalón corto y una camiseta albiceleste que andaba perdido, se movía menos que una ficha de parchís en un estuche. En el once titular de la FIFA no figura, y así y todo es el mejor jugador del torneo ¡Que me lo expliquen!
     Brasil se ahogo en su propio ego, Argentina recibió en la final tanta ayuda del colegiado, que ya le han propuesto para vender los cupones de la ONCE. Holanda tampoco mereció más, y las demás selecciones ocuparon los puestos que por lo hecho les correspondieron.
     Esta es una reseña del fútbol mediocre pero  HABLARÉ DE FÚTBOL Y DE UN GENIO DE CUANDO TODAVÍA ERA DEPORTE  EN EL PRÓXIMO ARTICULO.
D. ALFREDO DI STEFANO.
T.S.G.

15.7.2014.

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