miércoles, 25 de septiembre de 2013

España ¿Una empresa de servicios?


     Concurren situaciones que por sabidas no dejan de ser incoherentes.                
     España entró en la Comunidad Económica Europea hace casi tres décadas. En los primeros años Europa contribuyó de manera más que satisfactoria al relanzamiento de España (tras los planes de desarrollo de los años sesenta) hacia un puesto donde por historia era menor de lo que merecía, y que por hechos aún recientes, se mostraron tan reticentes, que un logro de índole sin igual nos parecía a todos.
     Los avances en tecnología, infraestructuras, y derechos sociales, fueron de tal calado, que apenas nos dimos cuenta del pago que realizamos por estos.
     Nuestras carreteras, mejoras aeroportuarias, tren de alta velocidad (Hoy la primera red de alta velocidad a nivel mundial), etc., alcanzaron gran relieve; las subvenciones agrícolas, de pesca, y ganadera, repartieron tantos bienes como restricciones en su habita; el medio ambiente padeció altibajos, la industria debió de adaptarse a los tiempos y el costó resultó demasiado caro en puestos de trabajo y bienestar.
     Fueron años de bonanza y de incertidumbre. El pueblo demostró estar dispuesto al sacrificio por un bien venidero que apenas se vislumbraba, pero que a pesar de ello seguimos adelante. Entonces teníamos una ilusión desmedida en el futuro, eso era entonces, hoy no se ve el futuro.
     Nunca el paro fue tan alto, nunca Europa nos exigió tanto, nunca padecimos tantos recortes económicos, ni la sanidad pública vimos tan en peligro de desaparecer, ni la educación para todos tan lejana, ni políticos tan ineptos, tan golfos, tan LADRONES, ni debimos de bajar la cabeza tanto ante las leyes injustas, ante el apoyo a la corrupción, ni ante el poder económico. ¡NUNCA! Ni en los tiempos franquistas.
     Aquellos dolorosos años de injusticia por ideologías, aún fueron más ilusionantes que estos. Miramos hacia atrás con pena por lo que tuvimos, y eso no es bueno, no avanzar no es bueno, que la banca este saneada lo es, pero que la banca no esté apoyando  al pueblo, no es bueno.
     Ver que la necesidad regresa al hogar, no es bueno; sentir que una enfermedad a destiempo te lleva a la mendicidad, no es bueno, y comprobar que quienes tienen que salvaguardarnos de todos estos males no miran al pueblo más que en tiempos de elecciones, multiplicando sus mentiras más que el vino en las bodas de Cana. ¿Es la injuria lo que más duele a este pueblo? Quizá sí, no soporta los agravios ni los ultrajes, la injusticia y la sinrazón, que al cabo y al fin son todos de la misma familia, pero este pueblo soporta menos a quiénes vejan su orgullo, y ese que nos mata, es el mismo que hunde a quienes menosprecian sus valores, su entereza, y la verdad.
     Tenemos campos suficientes para alimentar a este pueblo, ganado y pesca para complementar una buena dieta, unos vergeles que son la envidia de medio mundo, unas huertas envidia del otro medio, un carácter abierto, una luz que alimenta los sentidos, paisajes que deslumbran, alturas y llanos, paramos, y playas a miles, solo faltan políticos preparados, y reitero, trabajadores, justos, y horados. Esa es nuestra mayor carencia hoy.
     Si debemos mucho a Europa, pero ella nos debe tanto o más a nosotros. No caigamos en la trampa de convertirnos en una nación de servicios, necesitamos la tecnología, pero tened en cuenta que la tecnología sin pan no sobrevive, pero el pan se puede comer sin tecnología.
T.S.G. (Aes sin hache)
25.9.2013.

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