Los hermanos musulmanes,
ganadores de las primeras elecciones democráticas celebradas en Egipto,
continúan su guerra particular contra los militares que llevaron a cabo el
golpe de estado que concluyo con el arresto y posterior destitución del
presidente electo Mursi.
Hasta ahí lo
conocido, lo desconocido son las inquinas que profesan las fuerzas armadas
contra todo cambio político que les prive del poder que han mantenido durante
siglos. No ayudó nada que el presidente electo en cuanto se vio en el cargo
dictara leyes en el que su partido y él mismo pudiera dirigir el país aboliendo
libertades, acaparando todos los poderes no solo legislativos si no también jurídicos,
imposición de la ley islámica en los términos más radicalizados, supresión de
los derechos humanos y civiles, etc.. Todo ello y más acarrea la situación que
atraviesa actualmente Egipto de preguerra civil. El retroceso que supone el
radicalismo es el asunto más problemático con que se enfrenta el pueblo.
El destituido presidente
Mursi, apoyado por su brazo político, le llevó a la presidencia como ya queda
dicho, lo que no se ha dicho es que esta elección no hubiera sido tal si en
lugar de salir a protestar una vez se encaminaba hacia el desastre social, no
hubieran salido antes a cumplir con su obligación y derecho al voto. En las
urnas gano Mursi con una mayoría simple debido a la abstención. No debían de
haber llegado a la situación actual pero resultaba más sencillo dar gusto a la
inconsciencia.


Las fuerzas
armadas no iban a consentir verse privados de sus privilegios y respondieron de
la única manera que puede responder un ejército, con la fuerza de las armas.
Egipto posee las milicias mejor preparadas de oriente próximo, las únicas
capaces de enfrentarse de tú a tú con Israel, y mantener sus fronteras en el Sinaí
con tratados de no agresión desde después de la guerra de los seis días hasta
hoy.
La fuerza de los
seguidores de Mursi, radica en los grupos terroristas y en los soldados de
fortuna, ese es el mal endémico de los países musulmanes hoy. Unas milicias
basadas en bandas organizadas, desestabilizadoras, y que basan su religión en el
poder del miedo y el caos.
Las religiones
vuelven a mezclarse y a interferir en los asuntos de estado. Más del 80% de los
egipcios son musulmanes de origen suní, y por mayoría les sigue los coptos,
coptos católicos, ortodoxos, maronitas, etc.; esto es un galimatías con el que
conviven de diario, la violencia no es patrimonio de ahora, y el hecho de que
la nación egipcia sea un caos forma parte inherente de su idiosincrasia. Quién
ha conocido El Cairo, con sus más de 20 millones de habitantes sabe bien de que
les hablo, sin mencionar, que no al caso, por similares el resto de ciudades
importantes en el ámbito geopolítico de Egipto.
No tiene una
solución el tema que se pueda vislumbrar a corto y medio plazo, demasiada
sangre para olvidar sin más, desmedida violencia por calmar, excesiva necesidad
de paz y trabajo, son todos los temas, mires donde mires, prioritarios, y pocos
recursos a los que asirse.
A los países del “primer
mundo” el enfrentamiento armado (dejémonos de tonterías), les viene como anillo
al dedo, pues si el conflicto les lleva a tener que cambiar las rutas del petróleo,
les compensa con la venta de un armamento que beneficia a casi todos y solo les
perjudica a quienes tienen que utilizarlo.
La ONU nunca
tuvo, y ahora menos, razón de ser. Desde el momento en que una serie de países tienen
derecho a veto, y que lo aprobado por 180 naciones no se pueda llevar a cabo
porque a una no le interese, deja de tener ningún valor una organización que
solo sirve para el paripé y la tontería. ¿Cuándo he visto yo votar a EE.UU.,
Rusia, China, Francia, y demás a favor de una intervención militar para evitar
un mayor derramamiento de sangre? ¡NUNCA!. En la extinta Yugoeslavia después de
varios años y cuando el mal ya se había hecho. En Afganistán ídem de ídem. En
los países africanos después de…. En Siria, Líbano, Nepal, Armenia, El
Salvador, Guatemala, Paquistán-India…una vergüenza completa lo de la ONU. Más
valdría, para lo que hace, que desapareciera.
El tema da para
folios y folios, y desgraciadamente esto es solo la punta del iceberg, y habrá
que volver sobre él.
T.M.S. (Aes sin hache)

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