domingo, 18 de agosto de 2013

Egipto y la ONU.


     El problema se agudiza aún más en el país de los faraones.
   Los hermanos musulmanes, ganadores de las primeras elecciones democráticas celebradas en Egipto, continúan su guerra particular contra los militares que llevaron a cabo el golpe de estado que concluyo con el arresto y posterior destitución del presidente electo Mursi.
     Hasta ahí lo conocido, lo desconocido son las inquinas que profesan las fuerzas armadas contra todo cambio político que les prive del poder que han mantenido durante siglos. No ayudó nada que el presidente electo en cuanto se vio en el cargo dictara leyes en el que su partido y él mismo pudiera dirigir el país aboliendo libertades, acaparando todos los poderes no solo legislativos si no también jurídicos, imposición de la ley islámica en los términos más radicalizados, supresión de los derechos humanos y civiles, etc.. Todo ello y más acarrea la situación que atraviesa actualmente Egipto de preguerra civil. El retroceso que supone el radicalismo es el asunto más problemático con que se enfrenta el pueblo.
     El destituido presidente Mursi, apoyado por su brazo político, le llevó a la presidencia como ya queda dicho, lo que no se ha dicho es que esta elección no hubiera sido tal si en lugar de salir a protestar una vez se encaminaba hacia el desastre social, no hubieran salido antes a cumplir con su obligación y derecho al voto. En las urnas gano Mursi con una mayoría simple debido a la abstención. No debían de haber llegado a la situación actual pero resultaba más sencillo dar gusto a la inconsciencia.

     Las fuerzas armadas no iban a consentir verse privados de sus privilegios y respondieron de la única manera que puede responder un ejército, con la fuerza de las armas. Egipto posee las milicias mejor preparadas de oriente próximo, las únicas capaces de enfrentarse de tú a tú con Israel, y mantener sus fronteras en el Sinaí con tratados de no agresión desde después de la guerra de los seis días hasta hoy.
     La fuerza de los seguidores de Mursi, radica en los grupos terroristas y en los soldados de fortuna, ese es el mal endémico de los países musulmanes hoy. Unas milicias basadas en bandas organizadas, desestabilizadoras, y que basan su religión en el poder del miedo y el caos.
     Las religiones vuelven a mezclarse y a interferir en los asuntos de estado. Más del 80% de los egipcios son musulmanes de origen suní, y por mayoría les sigue los coptos, coptos católicos, ortodoxos, maronitas, etc.; esto es un galimatías con el que conviven de diario, la violencia no es patrimonio de ahora, y el hecho de que la nación egipcia sea un caos forma parte inherente de su idiosincrasia. Quién ha conocido El Cairo, con sus más de 20 millones de habitantes sabe bien de que les hablo, sin mencionar, que no al caso, por similares el resto de ciudades importantes en el ámbito geopolítico de Egipto.
     No tiene una solución el tema que se pueda vislumbrar a corto y medio plazo, demasiada sangre para olvidar sin más, desmedida violencia por calmar, excesiva necesidad de paz y trabajo, son todos los temas, mires donde mires, prioritarios, y pocos recursos a los que asirse.
     A los países del “primer mundo” el enfrentamiento armado (dejémonos de tonterías), les viene como anillo al dedo, pues si el conflicto les lleva a tener que cambiar las rutas del petróleo, les compensa con la venta de un armamento que beneficia a casi todos y solo les perjudica a quienes tienen que utilizarlo.
     La ONU nunca tuvo, y ahora menos, razón de ser. Desde el momento en que una serie de países tienen derecho a veto, y que lo aprobado por 180 naciones no se pueda llevar a cabo porque a una no le interese, deja de tener ningún valor una organización que solo sirve para el paripé y la tontería. ¿Cuándo he visto yo votar a EE.UU., Rusia, China, Francia, y demás a favor de una intervención militar para evitar un mayor derramamiento de sangre? ¡NUNCA!. En la extinta Yugoeslavia después de varios años y cuando el mal ya se había hecho. En Afganistán ídem de ídem. En los países africanos después de…. En Siria, Líbano, Nepal, Armenia, El Salvador, Guatemala, Paquistán-India…una vergüenza completa lo de la ONU. Más valdría, para lo que hace, que desapareciera.
     El tema da para folios y folios, y desgraciadamente esto es solo la punta del iceberg, y habrá que volver sobre él.
T.M.S. (Aes sin hache)
 
18.8.2013. 
 
 
 
 
 

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