jueves, 22 de agosto de 2013

A vueltas con Gibraltar.


     No parece que el gobierno británico tenga la más mínima intención de “apretar las tuercas” a la que hoy considera su colonia más avanzada en el “método”.
     El método consiste en la táctica de hechos consumados: No reparación de daños mediante mil artimañas, artículos de sentido poco claro, e ingenuos olvidos. Flema sobrevalorada, mentiras que aparecen y desaparecen según conveniencia, y desviación de la verdad hacia su verdad, puesta, ésta, al servicio de otros intereses de origen incierto que distraen, y minusvaloran, al acusador con medias mentiras que no acaban de ser acusatorias pero que causan sensación de impotencia donde había firmeza. Los ingleses, pioneros en el traslado de esclavos al continente americano por motivos de lucro, también fueron los primeros en abrazar la bandera de la abolición cuando vieron perdida su causa. Recriminaron la piratería y hundimientos de barcos españoles en foros internacionales, en tanto concedían el título de Sir al pirata Henry Morgan y le otorgaban el nombramiento de caballero y vicegobernador de Jamaica.
     Este no fue el más importante pirata conocido bajo dos banderas, quizá el más "apreciado" fuere Francis Drake, sobrino del almirante, y el corsario John Hawkins al servicio de la reina Isabel I de Inglaterra; la reina decía, y ellos bajo la bandera de la piratería otorgaban los fabulosos tesoros robados a España (que a su vez se los había quitado a los indígenas), a la corona inglesa. J. Hawkins, F. Drake, H. Morgan, T. Cavendish y W. Raleigh, todos ellos eran “los corsarios de la reina”.
     Esto puede daros una somera idea de lo que es el pueblo inglés, ellos no dan un abrazo si no lo acompasan con una puñalada. Son más falsos que un euro de papel.
     Hoy en día la “roca” no tiene ningún valor estratégico militar, pero como paraíso fiscal es una de las joyas de la corona. La Unión Europea así se lo tiene dicho, y la ONU confirmo y reconfirmo que el peñón es una colonia sin aguas territoriales, y es que el tratado de Utrecht, especifica claramente que de Inglaterra es única y estrictamente la “roca”, pero para quiénes están acostumbrados al robo, al falseo, y a vanagloriarse de las humillaciones ajenas, no se le puede pedir que tengan en valía la nobleza y la verdad, valores estos de los que carecen por herencia genética.
     Se creen los británicos que son el ombligo del mundo, ellos fueron un imperio, pero imperios nos cuenta la historia que hubo tantos como siglos; tenemos “recientes” los imperios otomano, nipón, británico, ruso, chino, islámico, persa, romano, mongol, bizantino… y español. Otros imperios menores por influencias culturales o dominios pequeños o estratégicos, como Francia, Grecia, Inca, maya, e imperios de bases como el que utiliza Estados Unidos. Y más
     Son imperios, pero los imperios no son eternos, los imperios crean y destruyen, los imperios son dictaduras con otras vestimentas y las dictaduras siempre serán inválidas porque cojean de libertad, y padecen de la enfermedad perenne de la igualdad de derechos en todos los órdenes de la sociedad.
     Este es el “imperio” británico hoy, un imperio de ayer, que vive aún creyendo que es lo que no es, ya no puede sacar agua de pozo ajeno, y se atrinchera en “colonias que huelen ha podrido”, mientras ondean sus banderas como si ello les devolviera a un pasado que fraguo, su desaparición, en los años de entreguerras, durante las dos grandes guerras del siglo XX, y definitivamente en los pactos y tratados de posguerra.
     Hoy al Reino Unido solo le quedan las artimañas con que gobernó los años del ayer.
T.S.G. (Aes sin hache)
22.8.2013.

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