Hace unos días
presencié como una quincena de números de la policía nacional, y algún que otro
superior, guardaban la sede central del Partido Popular, sita en la calle
Génova de Madrid. Hasta ahí todo era correcto, naturalmente, si hubiere alguna
razón para que en lugar de ocuparse en detener rateros y gentes de mala ralea,
mataran el tiempo entre unos “pitos” humeantes y chascarrillos al uso.
Pregunté si
sucedía o se esperaba algún altercado, y me respondieron que no, que era lo
habitual, naturalmente todo este despliegue policial conlleva un gasto, un
gasto a cargo de los presupuestos generales del estado, esos que “padecemos” todos los
españoles. Unos más que otros.
Una gran
decepción: Ni se molestaron en detener a los ladrones que había dentro, ¡Que los había! Ni nos
protegieron a los transeúntes de las felonías de estos, que son muchas.
No quita esto para que algún ser honrado quede
en la sede, incluso algún deshonesto valido por su noble arrepentimiento, pero
la canalla se instala en todas aquellas guaridas donde habitan los políticos y
otros que no lo son; y que no crean los socialistas que se salvan de esta, que no,
ellos hoy demandan lo que ellos fueron antes incapaces de solucionar. Ningún
otro partido, de los que figuran “en la elite” aún sin padecer el mal de la
gobernanza, manchó más que sus manos en jalbegue ajeno.
Desde que se alzaron con el triunfo en las
elecciones generales del 2011, por mayoría absoluta, sus palabras de promesas, su
programa (aunque pobre), y sus hipócritos paternalismos, desaparecieron por arte
de magia, sus olvidos les impidieron, “muy a su pesar”, aplicar justicia, orden,
saber hacer, más que puede esperar alguien como yo que nunca vio olmos que
dieran peras.
Algunos altos cargos peperos tienen la
abominable costumbre de meter la pata como sublime hábito, la última, referente
a que si a los niños de Andalucía había que darles de comer tres veces al día,
y encima querrán que les regalen una bicicleta, ¡Cacho caaaaaaaaracol! ¿Cómo que
si tienen los niños la mala costumbre de comer tres veces al día? Aunque pida perdón
cien millones de veces, sólo se merece esta vil persona, lo que estoy pensando, lo que estoy
pensando de su persona y UNA GRAN PATADA EN EL CULO, o en sus “nobles” posaderas,
dicho de esta manera, por si prefiere la susodicha por lo culto y por lo fino.
Leí hace unos días que un señor de
avanzada edad recopila todos los casos de corrupción de los que tiene noticias,
y que de los últimos sesenta tan solo cuatro tienen sentencia definitiva, y de
estos solo uno de los corruptos había ingresado en prisión. ¿Aún quieren que no
me enfade cuando quienes nos gobiernan nos hablan de que harán justicia? ¿En dónde?
Tanto pecado comete el que a sabiendas
hace mal, como el que hace mal por ignorancia. En el teletexto de RTVE, escribían
la noticia de la carrera celebrada en Austin correspondiente al mundial de
motociclismo de moto 3, de tal guisa, que, el campeón de la prueba, Alex Rins
era catalán, el segundo, Maverick Viñales, era español, y el tercero era Luis
Salom. Según el que escribió esta noticia A. Rins era catalán (Figueras), y
acertó, y M. Viñales era español y también acertó, pero para el redactor aun
habiendo nacido en Barcelona ya no era catalán, y L. Salom (Palma de Mallorca),
no era de ningún lugar, ni catalán, ni español, debe de ser que si ganas eres
catalán, y si no eres nadie. ¿Qué les sucede a estos nacionalistas sin memoria
y ávidos de torpeza? Con escribir "triplete español en el podio", habría reflejado
verdad. Con redactar "tres españoles en el podio, dos catalanes y un mallorquín",
también habría escrito verdad. Más su no se que, le llevó a escribir incongruencias,
para la posteridad de su otro no sabe qué. Como esto continúe así no sé yo donde
vamos a llegar o a qué.
T.S.G.
(aes sin hache)
tmsg1953@gmail.com
24.4.2013.
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