sábado, 13 de abril de 2013

La razón de Cospedal.


     No son tiempos muy benévolos para la clase política, pero son los tiempos que esta se ha ganado a pulso. Esas decisiones a favor del capital, ese afán por salvar la banca a costa de las privaciones y las restricciones económico-familiares; esos recortes salvajes en sanidad, educación, investigación; esos pasos en pos del abrazo con el poder, esa degradación de los derechos adquiridos tras años de negociaciones y siglos de esclavitud de la clase obrera, ese querer llevar al pueblo al trabajo mal retribuido, a la indecencia de un salario de subsistencia o de muerte, ese es el fin, esa parece ser la única meta de una derecha que no se conforma con el poder, si no que en su más profundo sentimiento  encuentra el ansia de volver a los tiempos de la autocracia.
     Esos son sus poderes, sus programas electorales ocultos, los  auténticos, los que silenciaron en una campaña de mentiras y apropios. Estas son sus enseñas y su pérfida bandera.
     Más esto no quita que en las quejas de la clase política, por los acosos recibidos en sus domicilios particulares, les otorguen razón. Nunca, bajo ningún concepto, se debe incurrir en la bajeza de menospreciar, insultar, profanar el hogar de persona alguna, cualquiera que fuere, y saber diligenciar los asuntos que correspondan en los despachos que se hallen habilitados para tales funciones. La familia debe de estar siempre por encima de los cargos políticos que en cada momento ostenten esta clase de “fulanos/as”, militen en el partido político que militen, o actúen bajo las órdenes del sumo “pontífice” patronal u obedeciendo a los impulsos que su mediocridad les dicte. “Dios los crea y ellos se…enriquecen”.
T.S.G. (aes sin hache)
13.4.2013.

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