jueves, 3 de septiembre de 2015

DESDE MI SILENCIO.

DESDE MI SILENCIO.  
    Muertos por el hambre, muertos por las guerras, muertos por las epidemias, muertos, muertos, muertos, muertos por disfrutar del derecho a nacer sin disponer de los medios para vivir. Es cierto que morimos cada día, todos, más también es cierto que por el egoísmo de muchos.
     No nos mata la edad, nos matan nuestros semejantes, y esparcen el dolor del vacío con el desdén de quien espanta un insecto.   
     Dedicado a ese fotógrafo, a esas personas que antepusieron su morbosidad a la razón de ser.
     Lanzando al viento la basura de la vida no se consigue vivir feliz.
     Cuando se llega a la degradación y la morbosidad de no respetar el cadáver de un ser humano, un niño para más inri, dejo de creer en la integridad de las personas. 
     Me avergüenzo de quién hizo esa fotografía tanto como de el que la publicó. Sabemos de las desgracias que aporta la vida, sabemos que sucede y el por qué, pero no entiendo la incapacidad de anteponer el ego y degeneración al hecho de no cubrir el cuerpo y retirarlo de su trágico fin.
     Que el susodicho no tenga para este ser el respeto que tendría para su propio hijo es motivo más que suficiente para renegar de su persona, ¿o acaso es primero la necesidad de hacerle una fotografía, yerto a sus pies, muerto en la orilla de un mar tumba de su esperanza? 

     Antes que honrarle con el sentido sublime del llanto del silencio con que se honra a un muerto, honrarle tras los recientes estertores de la vida.

     * La fotografía os cansaréis de contemplarla en cualquier medio de difusión porque "es noticia".

T.S.G.
tmsg1953@gmail.com
3.9.2015.


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