sábado, 26 de septiembre de 2015

¡Palabras, palabras, palabras!

     ¡Palabras, palabras, palabras! Palabras acompañadas de interrogaciones, de exclamaciones, seguidas de puntos suspensivos, de puntos finales, y cientos entre comillas.
     Palabras. Palabras que usadas para ejercer una opinión dañan o ensalzan el proceder del ser humano, sus intenciones, sus realidades y sus perspectivas; palabras que arruinan una esperanza o agotan las esperas, ponen en circulación, planes y sueños, que dormían en los silencios de las letras que componían la partitura del quehacer. 
     Palabras con futuro. España, una nación siempre historia y siempre nueva, una nación que hace 37 años votó una constitución en la que cupieran todos los pueblos de nuestra parte de iberia, quizá la única verdad que quedó de una dictadura cuyo lema rezaba “Una, grande y libre”. Una. toda ella, bajo la bandera de una nación que votando en conciencia la hizo grande, y que basándose en el resultado de todo ello quiso dejar atrás los días incongruentes anteriores a la guerra civil y su posterior “orden” dictatorial que nos ahogó y nos privó de sentir la autenticidad de ser nosotros, todos sin excepción, con nuestras diferencias y vínculos a través de más de 500 años… libres.

     El mañana es consecuencia del ayer, y ese mañana lo forjamos todos. Si alguien en su egoísmo pretendiera acabar con la verdad de este país, la unión de esta nación, es nuestro deber no permitir que suceda, con la constitución que rige nuestro proceder, la ley que de ella emana, y porque fuimos más que uno, fuimos millones, en una unidad totalitaria los que refrendamos lo que somos, y somos más que fuimos nunca por que lo elegimos TODOS NOSOTROS.  

T.S.G.
tmsg1953@gmil.com
26.9.2015.

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