¡Palabras, palabras, palabras! Palabras
acompañadas de interrogaciones, de exclamaciones, seguidas de puntos
suspensivos, de puntos finales, y cientos entre comillas.
Palabras. Palabras que usadas para ejercer
una opinión dañan o ensalzan el proceder del ser humano, sus intenciones, sus
realidades y sus perspectivas; palabras que arruinan una esperanza o agotan las
esperas, ponen en circulación, planes y sueños, que dormían en los silencios de
las letras que componían la partitura del quehacer.
Palabras con futuro. España, una nación
siempre historia y siempre nueva, una nación que hace 37 años votó una
constitución en la que cupieran todos los pueblos de nuestra parte de iberia, quizá
la única verdad que quedó de una dictadura cuyo lema rezaba “Una,
grande y libre”. Una. toda ella, bajo la bandera de
una nación que votando en conciencia la hizo grande, y que basándose
en el resultado de todo ello quiso dejar atrás los días incongruentes
anteriores a la guerra civil y su posterior “orden” dictatorial que nos ahogó y
nos privó de sentir la autenticidad de ser nosotros, todos sin
excepción, con nuestras diferencias y vínculos a través de más de 500 años… libres.
El mañana es consecuencia del ayer, y ese
mañana lo forjamos todos. Si alguien en su egoísmo pretendiera acabar con la
verdad de este país, la unión de esta nación, es nuestro deber no permitir que
suceda, con la constitución que rige nuestro proceder, la ley que de ella
emana, y porque fuimos más que uno, fuimos millones, en una unidad totalitaria los
que refrendamos lo que somos, y somos más que fuimos nunca por que lo elegimos TODOS
NOSOTROS.
T.S.G.
tmsg1953@gmil.com
26.9.2015.
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