viernes, 28 de agosto de 2015

Imperio económico en una dictadura de izquierdas.


     Como proclama el dicho marinero: “No existe mal viento si no se sabe a donde se quiere ir”.
     El hermetismo  chino no conlleva un arma de doble filo, más bien un cuchillo poderoso de amplia hoja y tajo limpio.
    Otro canto es aquél al que se refiere el ejecutor, se desconoce la proveniencia de éste, pero se aplican sus tesis variables, su pragmatismo envuelto en sedas de misterios orientales, y su decires incomprensibles, casi siempre, para los cada vez más versátiles europeístas y europeos.
     Juega la China de hoy al ritmo que creen que marcan los países poderosos, con la estrategia de la paciencia entre sus silencios de siempre, su opacidad, y su impregnada historia de fantasías.
     Todos los años el gigante asiático ve nacer en sus tierras la semejanza una nueva España, 44 millones de personan que se incorporan al planeta azul, bajos, o envueltos, en la bandera roja de las estrellas doradas.
     El león dormido por el que Churchill tanto clamó que no despertaran, despertó, y el letargo del oso abandonó el invierno y se multiplicó antes de ser emigración cual mariposa monarca asombrando a la propia natura con los despliegues de su  simple grandeza.
     China no está acostumbrada a rugir, pero hoy le basta con levantar una mano para hacer sentir al mundo conocido el poderío de sus garras.
     China labora. China conoce la fuerza del silencio, el poder del gesto. China es el banco de Estados unidos. China es el ayer milenario y el futuro echo realidad.
     Sabiduría y opio, té y arroz, sedas y especias, falsa en el asentir, y esclava de tradiciones perecederas prontas a extinguir.
T.S.G.
tmsg1953@gmail.com

28.8.2015.

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