D. Alfredo llegó cuando nací.
Treinta y cinco días después de ver la
luz, 23 de septiembre, debutó con la camiseta merengue el mejor jugador de fútbol de todos los
tiempos. Nos dice la historia que fue el precursor del fútbol total, que
aquellos que gozaron con, y de su arte, mayormente en España, vivieron ayer,
sesenta y un años atrás, el bolompié de hoy.
Fue un año 1953 colmado de avances
tecnológicos y trascendental en la historia política universal (llegada al
trono de Isabel II, la fingida paz del paralelo 38, ADN, etc.), y después de la
aventura, el despegue definitivo, del que sería, y es, el mejor club
futbolístico del siglo XX e inicios del XXI.
Un hombre fue Di Stefano, D. Alfredo,
capaz de aglutinar a su alrededor todas las clases sociales amantes del deporte
o no, porque por entonces, aunque parezca mentira, todavía era deporte. Lejos
de los cauces hasta entonces conocidos del estrellato, si fue un referente de
masas, y por si solo, de reunir a cientos de miles de seres en estadios, que se
quedaban pequeños de un día para otro, con el fin de vitorear a un genio que
del balompié creaba arte.
Hace unos días, durante el mundial de
fútbol que se llevó a cabo en Brasil, me dispuse una tarde a ver un buen
partido de fútbol, y a fe cierta que lo fue. Una pantalla de televisión, un
daiquiri en su punto de gusto y frescor y un resultado “sorprendente”: Final de
la V Copa de Europa, año 1960, Real Madrid 7 Eintracht de Frankfurt 3 (cuatro
goles de Puskas y tres de Di Stefano).
El mejor partido que vi durante el pasado
mundial.
T.S.G.
tmsg1953@gmail.com
29.7.2014.