Se trata de apreciar un anuncio publicitario,
que en mi modesta opinión, es bueno, simpático, y original. Todas las groserías
que se vierten sobre los ídolos de las multitudes, que queramos o no, son
generalmente vacías personas de mediocre nivel cultural, fugaces estrellas del
deporte, del espectáculo, de la política y empresarios de “dinero fácil”.
No
vienen a cuento, ni a lugar, ciertas verdades a medias. No parece que queramos
comprender que en los tiempos que corren, ni de ello se trata, las contiendas
deportivas son semejanza (y ese papel ejercen), de las batallas de antaño donde
se pone en juego el honor y la gloria de una nación, de un pueblo. Lastima que
algunos países padezcan de una real, manteniendo esta otra en segundo plano, en
lugar de prescindir de la primera e implicarse únicamente en la segunda, que
afortunadamente es menos traumática y devastadora; hipoteticamente el pueblo
tiene “más cultura”, y es cierto, poseen más cultura, más otro tipo de cultura,
una cultura tecnológica, basada en la carencia de las humanidades, pero,
siempre existe un pero, con la pérdida del rumbo del razonamiento, del trato, y
de la cercanía a sus semejantes, y esas bases, si se pierden, se recuperan
tarde y de mala forma.
Un inciso, he leído recientemente, que alguien
mencionaba el nombre del literato y premio Nobel, José Saramago, disculpen mi
intromisión, pero no malgasten palabras nombrando a J. Saramago en su panfleto,
no merece que alguien como ustedes tenga el mal gusto de desprestigiarle en su
verborrea mal escrita y en su estilo soez.
Si
tienen algo contra alguna persona en concreto tenga la suficiente inteligencia,
y saber estar, de decírselo a la cara, de tu a tu, y reprocharles lo que fuere
menester.
Estoy
de acuerdo en que el mal llamado deporte rey se desbordó hace tiempo y dejó de
ser deporte, es más, es una tapadera de una olla que se regula por manos
interesadas, por ello, le recomiendo siga mi consejo: Si ama la literatura,
disfrute de ella, refúgiese en ella, y aléjese de todos los momentos de la
vida, porque en todos ellos, encontrará motivos para el insulto y el halago; no
es menester que se disguste por algo que no aprecia, ni que halague aquello que
no es de su agrado. ¡POR CIERTO! ¿SABÍA USTED QUÉ JOSÉ SARAMAGO QUE GUSTABA DE
FÚTBOL JAMÁS HABLÓ MAL DE AQUELLOS A LOS QUE NO LES GUSTABA?
T.S.G.
18.6.2014.
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