viernes, 3 de enero de 2014

¡Me he equivocado! ¡Me he equivocado! ¡Me he equivocado!


     En Madrid no llueve, es solamente un mal arreglo de un mal fontanero en las tuberías de las nubes, que con su consabida pericia, ha logrado encharcar toda la ciudad.
     En Madrid “como no llueve”, este año cambié a Melchor, Gaspar, y Baltasar  por Noel, y… ¡otro año que me olvide de pedir unos remos! Sin remos soy un ser a la deriva, ya me contaréis como navego por las lagunas de la Sra. Botella. La Sra. Botella tiene culo y gaznate, está llena, pero no de sabiduría, ni de “agua de fuego”, está llena de nada, de ese bendito brebaje que lleva a los ignorantes a la cúspide de las poltronas donde decidir sobre el bien y el mal de la mayoría no cuesta pecunia, por el contrario, los equívocos son gratamente remunerados con cargos, ostentaciones, y meritos por deméritos.
     Vende y compran voluntades sin deparar en quienes las portan; cuentan más unos números satisfactorios que unas vidas. Si los números son de su agrado, les reportan beneficios y poder, no ha de preocupar que alguien pase hambre de pan, de sapiencia, de libertad, de vida. Cada vez estoy más asqueado de tanta carroña; ya no me causan llanto, ya no me causan pena, odio nunca tuve, alegrías no me dieron, no les deseo muerte si no justicia y que vivan para cumplirla. Tendrán sus estómagos llenos y sus conciencias en paz, pero todos los días matan y no todos lo hacen en nombre de un dios, si no de los caudales de sus bolsillos.
     Ya existen muchos muertos que andan, y en los cementerios, demasiados que aún no han alcanzado la paz.
T.S.G.
3.1.2014.

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