En Madrid no
llueve, es solamente un mal arreglo de un mal fontanero en las tuberías de las
nubes, que con su consabida pericia, ha logrado encharcar toda la ciudad.
En Madrid “como
no llueve”, este año cambié a Melchor, Gaspar, y Baltasar por Noel, y… ¡otro año que me olvide de pedir
unos remos! Sin remos soy un ser a la deriva, ya me contaréis como navego por
las lagunas de la Sra. Botella. La Sra. Botella tiene culo y gaznate, está
llena, pero no de sabiduría, ni de “agua de fuego”, está llena de nada, de ese bendito
brebaje que lleva a los ignorantes a la cúspide de las poltronas donde decidir
sobre el bien y el mal de la mayoría no cuesta pecunia, por el contrario, los
equívocos son gratamente remunerados con cargos, ostentaciones, y meritos por deméritos.
Vende y compran
voluntades sin deparar en quienes las portan; cuentan más unos números satisfactorios
que unas vidas. Si los números son de su agrado, les reportan beneficios y
poder, no ha de preocupar que alguien pase hambre de pan, de sapiencia, de
libertad, de vida. Cada vez estoy más asqueado de tanta carroña; ya no me
causan llanto, ya no me causan pena, odio nunca tuve, alegrías no me dieron, no
les deseo muerte si no justicia y que vivan para cumplirla. Tendrán sus estómagos
llenos y sus conciencias en paz, pero todos los días matan y no todos lo hacen
en nombre de un dios, si no de los caudales de sus bolsillos.
Ya existen muchos
muertos que andan, y en los cementerios, demasiados que aún no han alcanzado la
paz.
T.S.G.
3.1.2014.
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