domingo, 29 de diciembre de 2013

Por algún sitio hay que empezar.


     Las críticas son tantas y asiduas que momentos no van a faltar para sacarlas a pasear en más de una ocasión, pero lo que no tiene más demora es la actitud con que se trata el apartado correspondiente a nuestros mayores, personas en paro, y atención asistencial.
     La pérdida de calidad de vida y poder adquisitivo de las personas de avanzada edad es tal que se ven en la difícil circunstancia de tener que prescindir de necesidades primarias por el estancamiento de las pensiones. Un aumento del 0,25% es un estancamiento lo diga quién lo diga, y lo vistan con el ropaje que lo vistan; los impuestos: agua, gas, luz, alimentación, medicamentos, servicios asistenciales recortados en lo mejor de los casos, o suspendidos en su mayoría, causan una patente situación de necesidad que limita con la pobreza. No es menester recordar que esa generación llevó al país al despegue económico y social, y que ahora se le paga con palabras, con frío, con hambre, y con llanto.
     A los parados, esas personas que escuchan cada día que la crisis toco a su fin, y que ya solo queda pagar la deuda, se pregunta que si todo esto les va a dar  de comer a sus hijos, y la única respuesta tangible es la realidad de un pan que no llega, de unos jóvenes que no despegan abocados a un trabajo temporal, mal remunerado, y más propio  de un régimen esclavista que democrático.
     El salario mínimo interprofesional se congela en 645 € mes; que a todos estos que han aprobado el decreto, se les abone esta cantidad para vivir, y que nos demuestren que son capaces de salir adelante con esta miseria. Estos ojos quieren verlo, y España querría sentirse honrada de una clase político – social capaz de predicar con el ejemplo.
     Que fácil me resultaría largar cuatro soeces y perder la razón de la compostura, más hoy me abstendré de hacerlo, no tanto por respeto a mi persona, que no se merece andar mezclada con la podredumbre generada entre los políticos, los banqueros, los ladrones, los asesinos, los violadores, los traficantes de personas, la clase de seres que pululan en las capas más “favorecidas” del la democracia parlamentaria, si no por quienes, con más derecho a la queja que un servidor, conocen de una educación basada en el respeto, y en pecar de este, antes que en el de la ofensa por la ofensa.
     Este año volverán a mentirnos, no como todos los años, si no un poco más, al fin y al cabo hay elecciones, toca besos a los niños, promesas a los parados y ancianos, visitas a los mercados, empresas, hospitales reinauguraciones, y sabed, que los Magos de Oriente ya han dejado en cada sede del correspondiente partido, creyente o no, su pedido de promesas a no cumplir.
     Qué pena de España, una nación necesitada de grandes personas, y rebajada a las cloacas de la miseria económica, vendida al mejor postor, regalada al “mejor amigo”, y dejada morir ante la mejor imagen personal. Estos seres también se mueren, pero son felices si antes logran matar la subsistencia diaria de los que quieren pero no pueden tanto como desean una España más justa.
T.S.G. (Aes sin hache)
29.12.2013.

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