domingo, 12 de enero de 2014

El paro, la EPA, el INEM, y la vida.


     Hay que conocer los temas antes de hacer juicio de valor. Sobran políticos, miles, y con ellos el entorno burocrático, más es imprescindible que la buena intención no se ciegue con unas cifras irreales. Cuándo se habla de paro, nos duele demasiado, a muchos, la situación creada por intereses crematísticos y de poder, por ello, es imprescindible conocer las cifras reales de este; las de la EPA (Encuesta de Población Activa), o las del INEM (Instituto Nacional de Empleo), Según la EPA, más real, el paro asciende a 5.904.700 personas, mientras que el INEM (Con todos los subterfugios de la administración) da una cifra de 4.701.338. Entrar en detalles y guerras de cifras quizá fuere perder el tiempo, más me permito una mínima acotación a la gran diferencia existente entre ambas, y según mis datos y mi entender, se debe a que en las cifras del INEM no figuran los parados de larga duración, los jóvenes que cada vez creen menos en que este estamento les ayude a encontrar un puesto de trabajo y no se apuntan, y digno menos, la cantidad de emigrantes que han regresado a sus países de origen debido a la baja demanda de empleo en España, y los españoles que a su vez emigraron con la esperanza de alcanzar una meta laboral que en este país no se vislumbra; para el INEM todo esto no suma cómo debiere, esto y algunos apartados más.
      Pero lo auténticamente sangrante es que siga este gobierno jugando con unos datos sin pensar que detrás de ellos existen seres humanos, personas sin un futuro al que asirse a corto y medio plazo, y un empobrecimiento socio - económico que desgasta al país y que le retrotraerá en un decenio como mínimo en la evolución positiva de España.
     Elegir entre la ciudadanía y los intereses económicos es una victoria servida en bandeja de plata para las empresas que solo poseen un fin lucrativo, y para los gobiernos que no ven más allá de los halagos, los favores remunerados, y los sillones de las asesorías, cargos de confianza y dirección que traspasan las voluntades políticas. Esas minucias se quedan para los primeros días ilusionantes del novato, y se pierden horas después del primer ¡Si señor! ¡Lo que usted mande! Al primer mindundi (un mindundi es un Don Nadie con vistas al exterior) de turno que se encuentre en el inicio de la cadena de abrazos y recompensas.
     Por sus actos los DESCONOCERÉIS. Mi lengua, en múltiples  ocasiones tiene vida propia, es más veloz que el pensamiento, que las ideas. Me vende bien, nunca me ha alquilado, y ello supondrá que cuando muera su amo, a este le seguirán faltando días de vida; en tanto vivo me faltan horas en un día de treinta, y ni bebiéndome y comiéndome la vida, tan apresuradamente como la digiero y la reposo, consigo llegar a la hora exacta al lugar apropiado; qué difícil es vivir en tanto se muere.
      Me detengo, pienso, pienso, sueño despierto, vuelvo a soñar, regreso a la realidad sin dolor, y me sonrío. ¿Quién sabe cómo soy? Yo SÍ, y por eso aunque sonría me duele la vida.
T.S.G. (Aes sin hache)
12.1.2014.

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