Hace unos días el Jefe de la Casa del Rey, D.
Rafael Spottorno declaró en una entrevista concedida a TVE, que para la familia
real ya era un martirio los tres años que se prolonga el sumario del caso Nóos. Comprendo que para una familia tres años de angustia son muchos, demasiado quizá, pero para algunas familias no pertenecientes a la casa real se han llegado a prolongar en ocho y diez años. En lugar de quejarse por el tiempo transcurrido sin ni siquiera comenzar un juicio, al que se resiste incluso la fiscalía, más valdría que llamara a todos los políticos al orden, y aprobaran una ley sin fisuras en la que cada persona física, sea cual fuere su condición social o económica, se hiciera cargo de sus desfalcos, tropelías, desvergüenzas, ladronicios, prevaricaciones, engaños, abusos de poder y posición, y no que se escapen de la justicia todos aquellos que medran y que poseen las influencias necesarias para evadir sus fechorías.
Iñaki Urdangarin,
SÍ o SÍ, debe de acabar en prisión y devolviendo todo el dinero conseguido de
manera tan vil.
El daño causado a
la familia real no se conseguirá reparar en años, pero no solo es culpable de
esto el yerno de sus majestades, si no también Dña. Cristina por consentir, a
sabiendas, que la entrada de capital en su familia no era licita, por tanto su
imputación no sorprende al pueblo.
El rey comenzó su
declive antes del suceso de la cacería. La historia nos enseña la afición por
las “damas” (peligroso juego), en el caso de los caballeros y de los caballeros
en el caso de las damas de la Casa de Borbón. Campechanos y buenos dos de cada
tres generaciones, pero de afición por… un 80%. Existen excepciones según mí entender entre
aquellos que reinaron, a saber: Carlos III, Alfonso XII (por su pronta muerte),
y punto.
Ya son demasiados
casos en esta sociedad, y si no se corta de raíz el mal se enquista.
T.S.G. (Aes sin hache)
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