miércoles, 27 de febrero de 2013

Luis Bárcenas ¡menudo pájaro!



     Ya me advertía mi padre que no me sorprendiera si, a lo largo de la vida, veía en más de una ocasión que los pájaros se tiraban a las escopetas, y no le faltaba razón, en los años setenta vi millones de personas cambiarse de chaqueta ¡menudos pájaros!  A principio de los años ochenta, un día de febrero, unos cuantos cazadores por sorpresa quisieron cazar en el congreso ¡menudos pájaros! En los noventa llegaron al gobierno una bandada de aves de rapiña que se dedicaron a rehacer sus nidos y alimentar a sus polluelos ¡menudos pájaros! Con el siglo nuevo, entre las aves migratorias por razones de votos, y aquellas que regresaban a la rapiña con la intención de exterminar a todas, destaca una que se esforzó, más que ninguna otra antes en tal hecho, sin reparar en que la extinción de las demás suponía poner en peligro la suya propia; se esforzaron tanto en ello que olvidaron las razones por la que subsistían ¡menudos pájaros!

     En la década actual estos pájaros de mal agüero son aún más carroñeros, acaparadores, con más instinto violento en sus metas, son otra generación, son la inteligencia viva del yo, mi, me, conmigo, son más variedad en especies, y todos quieren, no uno, si no varios pedazos de la tarta ¡menudos pájaros!

     El partido popular, con la aquiescencia de sus dirigentes, y con la recomendación de Mariano Rajoy, nombro en su día tesorero a un “hombre de confianza”, Luis Bárcenas, que se le acogió con la vitola de fiel al partido, y en ese reino de derechas existen muchos príncipes, demasiados, y casi todos ellos han salido rana.

T.S.G. (aes sin hache)


27.2.2013.

      

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