viernes, 22 de febrero de 2013

Dos preguntas, dos opiniones cortas.


           ¿Nos merecemos estos políticos?


     Es este un país de picaresca, de ladrones de poca monta, de fulleros, de asesinos por cuatro perras, de impetuosos, de celosos agresivos, y más, pero existe una historia que nos recuerda, y demuestra, que por encima de todos estos individuos existe la clase política, vista esta de uniforme o no, que profesan del ansia de poder que les exhorta a vulnerar todas las leyes que les impida llevar a cabo sus propósitos.

     No repararán en incitar a golpes de estado, asesinatos, y cuantos delitos hubieren sido menester, hasta alcanzar sus metas más ocultas, sus deseos más inconfesables. Fueren nobles o plebeyos, fuere el siglo VII o el XXII, hombre o mujer, que poco importa la cosecha, las intrigas palaciegas, eclesiásticas o vecinales, que tanto montan, fueron y son el cáncer de esta España tal y como la conocemos.

     Si nos merecemos estos políticos hoy, tampoco es todo como consecuencia del pasado, nuestro granito de arena hemos aportado, cada cual su parte, para contribuir al crecimiento de una corrupción patente que no se detiene si los que deben de tomar medidas son prisioneros de sus cobros y deudas de favores.

     Tirar de la manta supone demasiados culos al aire, y demasiadas peinetas suponen incitar a generalizar una bajada de pantalones, una bajada donde se verían implicados tantos “altos” cargos que por el efecto boomerang haría caer al gobierno, la oposición, y quien sabe, porque como decía Sanchita en el Quijote, “lo peor del mundo son algunas gentes”.



       ¿Es esta la iglesia por la que oraba el hijo del carpintero?
 
     Quisiera, creyese o no en esta congregación, que esta iglesia no sea la deseada por el mesías. Si este es en realidad el fin por el que se vertió tanta sangre inocente flaco favor se le hizo al sacrificio. Si los asesinatos de papas, las guerras llevadas a cabo en nombre de Dios, la pompa de la puesta en escena, las mentiras versadas al pueblo, las riquezas acumuladas por deméritos, los abusos sexuales de toda índole, la paz no deseada, los papas niño, los papados heredados, “la papisa”, hija de papa, madre de papa, esposa de papa, amante de papa, y muerta como otros papas no sirvieron más que para el lucro de las todo poderosas congregaciones, y ladrones usurpando el nombre de Dios, nada de todo lo orado alcanzara un buen fin.

     No se le debe respeto al Vaticano ni por lo que fue ni por lo que es. Se aliaron con el “demonio” tantas veces que ya apenas se distingue la verdad que proclamaba Jesús.

     Sí a la oración y sí a la entrega a los demás. Menos mercaderes en los templos y más pan para el hambriento, menos banca vaticana y más ayuda a los necesitados.

     La iglesia no da de comer al hambriento, ni de beber al sediento, ni posada al peregrino, la iglesia desde que se dejo de la mano de Dios y se dio a los gozos del poder, sólo aconseja rezos, imparte palabrería, y solicita dádivas a quienes en realidad sería merecedora de estas por su necesidad. Vende gloria eterna, y cobra a precio de oro los perdones.

T.S.G. (aes sin hache)


22.2.2013

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