Los términos dialécticos que se emplean en
esta campaña por la presidencia de España no es diferente en nada a otras
anteriores. El tú más dejó de ser moda allá en los tiempos de la cultura
democrática griega, tal como ya son añejas, las acusaciones de podredumbre
entre legisladores y aspirantes a la gobernanza de una nación.
Cuando las palabras dejan de tener valor
se incrementa la displicencia ante las reales necesidades del pueblo, y eso
conlleva al intento de arrebatar la integridad de la inteligencia y con ello
lograr convertirse en un vulgar culiparlante.*
Aún nuestros representantes y futuros, en
una proporción que tiende a extenderse, no han aprendido que toda palabra que
no mejore el silencio está condenada al fracaso.
Os contaré una anécdota que escuché
recientemente en una emisora de radio, concretamente en Onda Cero:
El general Martínez Campos
siendo diputado del Congreso cambió de grupo parlamentario; a su anterior
presidente de partido le preguntaron que le parecía la decisión tomada y las
circunstancias que esta podría acarrearles, a lo que contestó:
.– Este hombre es como una bomba, sólo
hace daño donde cae.
Espero que tras las elecciones del próximo
día 20 de diciembre no ocupen escaños demasiados de estos… ni de aquellos.
*Adjetivo en tono
despreciativo con que se obsequiaba a distintos parlamentarios de la
constitución de 1812.
T.S.G.
17.12.2015.