viernes, 5 de julio de 2013

Snowden, delator por conciencia.

      Entendamos la ley no como a cada uno de nosotros le gustaría que fuere, si no como es. Hugo Morales particularmente a mí me parece un desastre de político, un sin cabeza, un títere en manos de unos ideales trasnochados, poco evolucionado en materias de leyes, economía, sanidad, cultura, y para colmo de todo ello, y más, es un idealista sin ideas. Hubiera valido para dirigir el levantamiento de unos jornaleros - esclavos en una hacienda de un cacique, pero más de ahí no se le puede pedir.
     Es lo dicho y un poco menos quizá, pero en la situación que se da sobre el hecho concreto de hacerle aterrizar por fuerza en un país no elegido como ruta de traslado por el gobierno de Ecuador, negarle asistencia de repostaje, y no permitirle despegar del aeropuerto en cuestión hasta que no fuere convenientemente registrado este, y de manera satisfactoria para los intereses de esa u otras naciones aliadas, es SECUESTRO, es INVASIÓN DEL PAÍS, E INFLINGE TODAS LAS LEYES INTERNACIONALES.
     Si el avión fuera español, el presidente el nuestro, registraran nuestro avión, etc., ¿diríamos lo mismo? El avión es territorio español, como lo es una embajada, el vehículo donde se traslada al embajador o cualquiera otra persona que fuere, una valija diplomática, etc., todo ello es territorio nacional, y cada nación puede dar asilo político a quienes crea menester, sin necesidad de pedir permiso a estado o persona pues está en su derecho.
     España hizo lo que tenía que hacer, y lo hizo bien, y aunque en mil ocasiones nos hemos bajado los pantalones ante las exigencias de países afines, por cuestiones de tratados, no es el caso, y por una vez, se hizo lo correcto.
     Estados Unidos está en su derecho de juzgar a Snowden por apropiación de secretos de estado y publicación de estos, amen de dañar la imagen e intereses  de su país, y a la vez no cumplir con la labor para la que fue designado. Él susodicho entendió que el trabajo que realizaba no era ni honrado, ni justo, y contravenía todos los tratados bilaterales y derechos internacionales en materia de defensa, también debió sopesar las consecuencias que su decisión le acarrearía.
     Su proceder es indigno para el estado, y se comprende; pero también lo desvelado por Snowden es indigno de un país que proclama la libertad individual, el derecho a la privacidad y a la no intromisión. Con este adjetivo calificativo represento a todas cuantas acepciones merece, que son muchas, y a cual más deshonesta. Luego los Estados Unidos deberían de ser juzgado y sentenciado a la misma pena que Snowden, como esto no va a suceder, pagará “los platos rotos” el que rompió menos por hacer más ruido.
T.S.G. (aes sin hache)
4.7.2013.



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