miércoles, 19 de junio de 2013

La educación es el futuro.


       No me parece bien pecar de ineducado aunque se tengan sobradas razones para estar en desacuerdo con el Ministro Wert. En la entrega de diplomas en la que ocurrió el sucedido, se le debía de haber estrechado la mano, pues lo cortés no quita lo valiente, en tanto le se le recrimina su labor y se le hace ver que deshonra el acto con su presencia. Eso lo digo desde donde en este instante me encuentro, sentado frente al ordenador, sin tener que demostrar mi enfado en público, y habiendo transcurrido el tiempo suficiente para reflexionar y analizar la situación adecuadamente.
     De todas las maneras hay que dejarles claro, a los políticos gobernantes, que la educación no se encuentra en el dedo corazón, si no en las aulas aprovechadas, repletas de estudiantes con ansias de aprender, de forjarse un futuro, y demostrar al estado, sabiendo y entendiendo que el estado no son sólo ellos, si no que somos todos, que las facultades son las fraguas donde se templa el carácter, se avivan los fuegos, se liman los defectos, se suda la enseñanza mediante el esfuerzo, y se realiza el trabajo que revertirá en el mañana mediante todas sus formas.
     Son más de los que pensamos los que hoy en día habiendo conseguido plaza en las universidades estatales carecen de los medios económicos suficientes para costear las matriculas y las asignaturas correspondientes a los cursos en litigio, que conllevan los gastos por añadidura de desplazamientos, alimentación, estancia, material didáctico, etc., etc., etc..
     Vistos los recortes en becas, y en las ayudas complementarias, ¿quién puede soportar el gasto que el presente genera, más que una familia solvente, superior a lo que se entendía en este país como clase media hasta hace menos de tres años? Pues lo que se entiende es que estudiaran los “niños de papá”, cuatro más con suerte, y dos por suprema capacidad, y que en lugar de avanzar hacia un futuro mejor para todos crearemos unas generaciones deprimentes, que intelectualmente en cualquiera de las materias necesarias, se verán estancadas por la nula inteligencia de unos inoperantes que creyeron todavía que el cielo proveería, y que el maná llegaría más temprano que nunca, pero no existe maná que prepare a nuestro futuros ingenieros, médicos, científicos, maestros, filósofos, etc., en la actualidad. Ese maná se llama inversión crematística y humana en el futuro, y el futuro, reconozcámoslo  quienes ya dejamos la juventud, está en quienes forman la vanguardia del ejercito de la intelectualidad, vosotros, los jóvenes de hoy y los que vendréis.
     Os esperamos con los brazos abiertos, sois el porvenir, nuestro y vuestro porvenir, y por ello hoy estoy aquí, a vuestro lado, con la fe de ayer, mis fuerzas de hoy, y mis recuerdos de mañana. A pesar de todo lo que algunos se empeñen en volver al siglo XIX, no podrán detener al XXI, ni al XXII, ni al XXIII, ellos ya dejan de ser presente, y vosotros, solo vosotros, haréis que sean pasado.
T.S.G. (aes sin hache)
15.6.2013.

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