Se siguen leyendo
las señales de humo. Siguen sonando los tambores, y no dan sensación de que sea
por la celebración de triunfo en batalla, ni siquiera por la victoria en un
escarceo.
En esta guerra
que mantiene el Partido Popular contra sí mismo, por razones que pretenden
esconder, y que son del dominio público más que les pese, ya no son, las sensaciones,
el baremo por el que se miden la desvergüenza de la sinvergonzonería, hoy se
miden por una realidad que saltó a los medios de comunicación, previendo a raíz
de este hecho decenas de escándalos. Tras los escándalos, demasiados, cerrados
en falso por miedos a lo que se pudiera de ellos translucir, por las
consecuencias colaterales que acarrearía de pérdida de fiabilidad en los españoles,
por los desfalcos, las prebendas, las recalificaciones de terrenos, la corrupción, los “favores”
remunerados, la evasión fiscal, los “sobres” que circularon de despacho en despacho con alevosía,
y en ocasiones con nocturnidad, los viajes realizados al país helvetico por amor al placer de ..., han despertado a un pueblo arto de palabras
vacías, promesas por cumplir, y sacrificios económicos que el gobierno “recomienda”
mediante recortes y pérdidas de derechos
adquiridos con la lucha de años de las clases medias y bajas. Aprovechan la
crisis para recortar estos, e imponer una agresiva privatización de la sanidad,
educación, transporte, etc.; disminuciones salariales, firmas de convenios
colectivos que se derogan, subidas de impuestos estatales, comunitarios y municipales; artículos de primera necesidad
y consumo de bienestar imprescindibles en los tiempos en que vivimos (electricidad,
agua, gas, etc., etc.). Con esta realidad la razón se pierde sí o sí.
Retomemos el hilo del asunto, que el presidente me enseñe
su declaración de la renta, y que esta esté bien, no me dice nada, si una
persona recibe dinero negro y no lo declara no figura en esta, y por tanto
aquello que se presenta es lo que se tiene a bien revisar. De igual manera
sucede con la contabilidad del Partido Popular, si acreditan unas cuentas al
Tribunal de Cuentas del Estado que cuadren, esta certificara que son correctas,
pero ¿Quién nos dice que en estas figuran todos los asientos, y no sólo los que
se pueden constatar, y si existen otro ingresos, que por razones “desconocidas”
no se reflejaron y por tanto al no presentarse ni figuran ni se certifican?
Estoy de acuerdo
con el Sr. Rajoy que él no ordeno que se abrieran cuentas bancarias en Suiza, y
que él nunca tuvo cuenta alguna en dicho país. Confío en que, por una vez dice
la verdad, y que nunca cobró ninguna comisión como resultado de sus decisiones
al frente de los distintos estamentos. Creo que el presidente puede ser el
hombre más honrado del mundo, pero no así sus “fieles”. Él es el culpable de
rodearse de personas que no merecen el puesto que ocupan, y que se han
beneficiado de este, y de otros con anterioridad, y han denigrado a esta nación
con su comportamiento.
Usted Sr. Rajoy
si es culpable de proponer al “Sr.” Bárcenas para el cargo en el que se enriqueció,
manejó los dineros del partido, y benefició a sus “amigos” e interesados con “sobres”
de los que nadie dio cuenta a nadie, recibían, guardaban, cerraban los ojos,
firmaban lo que tuvieran que firmar, y si te he visto no me acuerdo. Esta si es
su culpa, y eso hace de usted un presidente que no merece el honor de gobernar
a un pueblo que le paga, pone en usted su confianza, y le otorga el poder de
con su firma y presencia representarnos en todos los estamentos mundiales, y
administrar nuestros bienes y nuestras miserias de manera justa, cabal, honrada
y adecuada a las necesidades de cada uno de nosotros, EL PUEBLO.
Debe de hacer
acto de contrición, humildad, y a pesar del daño que pueda causar a su partido,
denunciar a todos los implicados en hechos deshonorables, sea cual fuere el
caso. Limpiar su casa política de tanto golfo, vividor, ladrón de los dineros
del pueblo, de su imagen, de su saber estar, rescatarnos a todos los españoles
de la inexorable historia si esto no se depurase aquí y ahora, limpiar nuestra
nación de la porquería que unos pocos cientos han vertido sobre nuestras
cabezas y que deshonran a las gentes de bien que son la mayoría.
T.S.G. (aes sin hache)
4.2.2013.