jueves, 11 de septiembre de 2014

El Partido Popular y la oposición.


      Los dirigentes del Partido Popular anteponen los intereses de partido a los intereses de estado.
     Eso no es nuevo, como tampoco lo es que el Sr. González Pons pierda los papeles manifestando que tras la elección de alcalde, por parte del pueblo mediante sufragio universal, llegan los momentos en que el trapicheo toma cuerpo y desarrolla formulas que hace que esa voluntad se vea comprometida con los intereses particulares y partidistas.
     Existen mil maneras de dirigir un ayuntamiento, y novecientas noventa y nueve no son del gusto de los ciudadanos.
     Difícilmente conseguimos que las huestes elegidas atiendan las necesidades del pueblo antes que las suyas.
     Un alcalde, “por el bien de los ciudadanos”, endeuda el consistorio hasta más allá de lo permitido, sus delirios de grandeza le llevan a obras faraónicas, que son tan dañinas como no realizar las necesarias para que la ciudad funcione al ritmo que marcan los tiempos.
     ¿Y la oposición? La oposición intenta levantar barricadas oponiéndose a todo, no importa que sea necesario o no, la cuestión es cerrar los ojos a los que quieren ver, y a los que ya no ven inculcarles que su ceguera es consecuencia de otros, nunca de ellos. Como hacerles entender que con su actitud contribuyen sobremanera a que todos sean más ciegos.
     La mejor manera de distraer un beneficio, sin necesidad de ocultarlo en demasía, no estriba en producir ceguera al correo del Zar.
     Son torpes, muy torpes los políticos. Aún creen que vendando los ojos a los pocos que ven, estos y aquellos que ya no veían, nunca percibirán lo que pasa delante y por delante de ellos, y… ¿desde cuando se pierde la inteligencia cuando se pierde la vista? Por estos y otros miles de sucesos, acuerdos, pactos, bravuconadas, dichos y hechos me debato entre pensar que son una… ¡PANDA DE INUTILES!, o una congregación religiosa de esas de “DAME PAN Y LLÁMAME TONTO”.   
 T.S.G.

11.9.2014.

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